Si hoy vamos a recibir la Navidad es porque somos sobrevivientes, a pesar de que nuestra economía pueda estar mal y la incertidumbre sobre lo que pasará nos agobie pues ni sanitaria ni económicamente las proyecciones son buenas; pero si a pesar de todo esto vamos a poder pasar la Navidad con nuestros seres queridos ya sea presencial o virtualmente es que somos sobrevivientes de la pandemia y también del gobierno y nuestra clase política.
Hemos sido capaces de sobrevivir al coronavirus, hemos podido sanar de la enfermedad o estamos siendo capaces hasta hoy de poder evitar que esta enfermedad nos alcance, por lo que debemos seguir cuidándonos.
Somos sobrevivientes además de las trágicas decisiones de Martín Vizcarra, de sus salidas diferenciadas por varones y mujeres, de sus cuarentenas que generaban aglomeraciones con sus toques de queda y bonos que nunca llegaban a la población, de sus mentiras sobre las vacunas, de sus negocios con Richard Swing y de las coimas que recibió cuando era gobernador regional de Moquegua, hemos sobrevivido a Vizcarra.
Hemos sobrevivido a Pilar Mazzetti y sus asintomáticos que no contagian y sus vacunas que llegarán en un mundo ideal, a su incapacidad de comprar pruebas moleculares.
Hemos sobrevivido al Congreso de la República y sus ambiciones golpistas, sus leyes populistas, su falta de objetividad y su incapacidad de articular un trabajo coordinado con el ejecutivo para sacar al país de esta crisis.
Hemos sobrevivido a Tony Alva, a Zamora, a Antero, a Merino, cómplices todos de la crisis que vivimos, hemos sobrevivido a todos ellos, que a la larga resultaron más peligrosos que el virus.
Pero nos faltan más de 80,000 peruanos para ellos nuestro recuerdo eterno, para ellos un abrazo que llegue hasta el cielo pues no debieron irse tan temprano. Para quienes perdieron alguien, fuerza, valor y sobre todo resistencia.