Las declaraciones del presidente Francisco Sagasti respecto a que no es el momento de hablar de un cambio de Constitución en nuestro país generaron una serie de cuestionamientos, sobre todo por un amplio sector de la población que pide no solo un cambio de autoridades y de la clase política que nos gobierna, sino también que busca un cambio de raíz para nuestro país ad portas del bicentenario de su independencia.
Este primer rechazo a las declaraciones del carismático presidente que iba a ser parte de la plancha presidencial de Julio Guzmán, lo han obligado a que el día de ayer, en una entrevista al diario La República manifestara que “De hecho, hay cambios que introducir en la Constitución”.
Sin embargo, habría que preguntarnos si lo que necesita el país son cambios en la Constitución o es el momento de tener un nuevo contrato social, mediante una asamblea constituyente.
Siendo este país conducido por una Constitución promulgada por el hoy reo Alberto Fujimori en un referéndum hasta hoy cuestionado, nos parece más que oportuno y tomando en cuenta la crisis política que ha vivido nuestro país en los últimos cinco años y en medio de la peor crisis sanitaria y económica desde la guerra con Chile, desnudada por la pandemia y que ha mostrado los límites de este modelo para actuar ante situaciones de emergencia, nos parece más que oportuno, además, que habiendo un proceso electoral en abril de 2021, se le consulte a la población peruana si está de acuerdo con que se conforme una asamblea constituyente.
Debemos dejar de satanizar el cambio de la Constitución, que nada malo sucederá, pues es obvio que ningún derecho fundamental se vulnerará, pero seguramente muchos males de nuestro país, sobre todo los que permiten los abusos, la desigualdad y las brechas, recibirán la vacuna que hace tanto requieren.