No se trata solamente de la denominada “Generación Bicentenario” y las marchas que condujeron a la salida de Manuel Merino de la presidencia de la República, se trata de un descontento generalizado contra el actual modelo económico del país y como las estructuras del país han sido desnudadas por la pandemia, generando no sola una grave crisis sanitaria, sino una crisis económica que han producidos millones de desempleos.
Se trata de una ola de protestas que en los últimos días ha paralizado nuestra ciudad a diario, como lo dijimos, no solamente son los jóvenes y sectores sociales que tras la renuncia de Manuel Merino vienen pidiendo un cambio de Constitución, son también los pobladores y operadores turísticos de Cusco, Machupicchu, Ollantaytambo y todo el Valle Sagrado de los Incas quienes exigen que de una vez por todas se acabe el abuso de Perú Rail expresado ahora en tarifas que impiden reactivar el turismo.
Pero también son los trabajadores de las instituciones públicas y gobiernos locales que el día de ayer también salieron a expresar su descontento con las normas emitidas estos meses y que les han recortado derechos laborales.
Tampoco podemos olvidar a los deudores de las entidades financieras quienes constantemente salen a pedir una salida al gobierno, pues esta grave crisis originada por el mal manejo de la pandemia de Martín Vizcarra y compañía, no les permite cumplir con sus obligaciones financieras.
A ellos se suman los aportantes de la ONP para quienes no existe una alternativa pues les dijeron que el dinero que aportaron por décadas no existe.
Bajo este escenario de protestas, de reclamos, de indignación, no hay mayores alternativas, ya no se puede pedirle paciencia al pueblo y a los millones de desempleos, es el momento de plantear soluciones desde el Estado, pues lo que se viene por ahora, es una ola, pero de protestas .