El día de ayer el presidente Martín Vizcarra anunció que la cuarentena focalizada llega a su fin en el Cusco y en casi todo el resto de provincias a nivel nacional, con excepción de los domingos, día en los que se mantendrá la orden de inmovilización obligatoria, mientras que el toque de queda se iniciará a las 11 de la noche.
Esta medida del gobierno debemos tomarla con mucha cautela, pues si bien es cierto las cifras del Covid-19 en Cusco han bajado aún estamos lejos de las cifras de los meses de mayo o junio, y el hecho de que hayan en promedio 10 decesos diarios si bien es cierto es un retroceso no significa de ninguna manera que estemos siquiera cerca de controlar el avance del virus o de que hayamos fortalecido nuestro sistema de salud, pues de acuerdo a la Diresa de 25 hemos subido apenas a 28 camas UCI, lo que si tenemos son módulo temporales que han sido objeto de observaciones incluso por la Contraloría General de la República.
Se abrirán terminales terrestres y el aeropuerto Velasco Astete y con esto la movilidad de las personas se incrementará más de lo que ya se viene dando, por otra parte la ampliación del toque de queda a las 11 de la noche permitirá un mayor funcionamiento de los negocios y restaurantes, pero puede convertirse en un boomerang que se traduzca en un nuevo crecimiento del número de infectados con el Covid-19.
La sensación que nos deja las nuevas medidas del gobierno es de preocupación e incertidumbre, porque sentimos que los grandes avances han venido del lado de la sociedad civil y la solidaridad expresada en las campañas que pudieron suplir la inoperancia del siempre ineficiente y corrupto aparato estatal.
Tengamos mucho cuidado del virus que nos viene golpeando duro, pero sobre todo del Estado y de los políticos que se preparan a iniciar una nueva campaña y seguro en Cusco aparecen como siempre los eternos salvadores.