Las declaraciones de los supuestos dueños de los terrenos donde se encuentra el monumento al Cristo Blanco, quienes manifestaron que no es su intención quitar la escultura ni las cruces que están a su lado, es solamente una anécdota para comprender el grave peligro que corre el Parque Arqueológico de Saqsaywaman por la inacción de las autoridades que deben velar por su adecuado manejo y protección.
El tema no pasa solamente por el Cristo Blanco, pasa por el hecho de que hace dos meses, estos supuestos propietarios fueron cercando esta área, impidiendo incluso el acceso hacia la zona de los baluartes y la explanada.
¿Qué hicieron los responsables del parque mientras se iba cercando el área?, ¿simplemente contemplaron y se hicieron de la vista gorda?, ¿hubo complicidad?, son preguntas por responder.
Pero si echamos un vistazo por los demás sectores del parque encontraremos construcciones ilegales que rompen con el paisaje cultural de la zona y que se levantan con total impunidad.
Poco a poco, el patrimonio que contiene el principal templo de los Incas, poco a poco se irá deteriorando.
Sabemos que son pocas semanas las que tiene en el cargo la nueva directora de la DDC pero amerita que a la brevedad posible pueda emitir un pronunciamiento oficial, así como todas las entidades involucradas así como los actores de ls sociedad civil tienen que manifestarse, porque a plena de luz del día y ante la vista del personal de la DDC no se pueden seguir cometiendo irregularidades.
Ante el silencio de las instituciones, los supuestos dueños han manifestado que solo quieren poner orden en el lugar que les pertenece y que no impedirán el ingreso de turistas.
Parece broma, pero es cierto, porque si no fuera los “dueños” nadie sabría que es lo que ocurre en Saqsaywaman.