Durante varios días hemos estado a la expectativa de qué decidían las autoridades de la ciudad respecto a la realización de la tradicional feria navideña del Santurantikuy.
Idas y vueltas, anuncios de protocolos, de medidas de bioseguridad, de ferias descentralizadas y de opiniones encontradas que finalmente concluyeron en la decisión de en concreto cancelar esta feria que año a año concentraba a miles de cusqueños y que le daba sentido a la navidad en nuestra ciudad, haciendo del 24 de diciembre y el Santurantikuy tradiciones imborrables.
Creemos, sin embargo, que la decisión tomada es la mejor, a pesar de que la Municipalidad de Cusco, de manera irresponsable insistió con hacer la feria, con “todas las medidas de seguridad”, “respetando el aforo” y prometiendo solamente 647 stands para los artesanos.
Pero estamos en momentos en los que el rebrote del Covid-19 en Europa están llegando a los niveles de muertes de los meses de marzo y abril, lo que ha obligado a que nuevamente se decreten cuarentenas estrictas, a esto debemos sumar el elevado riesgo al que se ha expuesto la población durante siete días en las marchas de protesta contra Manuel Merino, movilizaciones que sin lugar a dudas se convirtieron en focos de transmisión de esta enfermedad.
Aprendamos al menos un año a cambiar nuestras costumbres, veamos la forma de que esta feria tenga plataformas virtuales, que a pesar de no ser lo mismo, de algo podrían servir.
Ahora queda esperar que harán las municipalidades distritales, esperemos que también prime el sentido común y no se generen espacios que puedan propagar el Covid-19, una enfermedad a la que aún no hemos derrotado, que a diario sigue cobrando vidas en nuestra ciudad y cuyo número de contagios ya sobrepasó los 71 mil, a lo que debemos sumar un Comando Covid que despareció.