Nosotros los cusqueños tenemos en el recuerdo de niñez y en estas fechas la feria del “Santuranyikuy” traducido -cómprame un santito- en la que íbamos a comprar carneritos, pastorcitos, juguetes para el pesebre, con los abuelos o mamá de la mano -cuidando no perdernos mientras embobados mirábamos esas figuritas de granja que enamoran- hoy 20 años después no he vuelto a comprar o ver algo -extraño a mis cuidadores- y es que también en mi casa el niño Jesús nace en hospital o clínica porque no armo pesebre, he aprendido pese a mis tradiciones católicas, a que Jesús nazca en el corazón y no en la sala.
Antes solo recibía regalos hoy también los compro, porque regalar es parte también de celebrar. En las marchas de hace unas semanas les prometí a un par de niños hermosos -cartel en brazos- un mejor Perú, y las promesas se cumplen, por eso todos podemos darle a este hermoso cielo que nos acoge regalos para construir un mejor país.
Regalemos honestidad, nuestro pecado es la corrupción, desechemos los malos hábitos, dejemos los favorcitos, pensemos en colectivo y no individual, la riqueza es mejor compartirla que acumularla a escondidas; aceptemos perder si es que nos toca.
Regalemos esperanza, que repitiendo mil veces a Cortázar “es la vida misma defendiéndose…”, y solo es posible cuando no dejamos de soñar un mundo mejor, ¿Por qué no cumplirlo?
Regalemos responsabilidad, como obligación de cumplir lo asumido, fallamos, todos fallamos, pero siempre se puede cumplir, nunca es tarde, cada día es una nueva oportunidad, Cabral tararea “Este es un nuevo día, para empezar de nuevo, para buscar al ángel,
que nos crece los sueños” sino para que me voy a despertar.
Regalemos experiencia, compartamos lo aprendido, el triunfo y la derrota, lo que aprendimos de los libros, enseñemos a toda esa generación cuya tarea es seguir cambiando el mundo y el reto de vivir dentro del que le dejamos.
Regalemos patria, ese sentimiento que nos hizo más peruanos que nunca y que nos compromete a trabajar por nuestro país, ese sentimiento que lo adquirimos del fútbol, de nuestros padres, de nuestra comida, de su gente, de la alegría, no importa el origen porque si te hizo amar tu país jamás puede ser malo.
Hay mucho más por regalar, pero todo lo demás se puede resumir al ritmo de Fito “Dar es dar, es solamente una manera de andar, dar es dar, lo que recibes es también libertad, dar es dar, es encontrar en alguien lo que nunca encuentras”. Feliz Navidad y un abrazo hasta el cielo muñeco Lucho.