Por: Alejandro Campana
El domingo pasado me subí a un taxi por aplicativo. Imagino que es de conocimiento público que las aplicaciones se quedan con un porcentaje de cada viaje. En este caso, el viaje me costaba S/ 8.40 y la empresa se quedaba con S/ 2.10. Es decir, el conductor obtenía S/ 6.30 del viaje. El señor comenzó a murmurar que, además, como pagaba con tarjeta, ese dinero no lo veía hasta dentro de varios días. Empezamos a hablar sobre la problemática taxista en Lima. Y más.
El problema, dice él, es que el capital se va del Perú y la competencia hace que el costo de cada viaje sea cada vez menor. Me decía que desde la próxima semana no saldría los domingos, pues los costos de las carreras no salen a cuenta. Le digo que entiendo la situación, pero que la mayoría de gente toma taxis por aplicación por tres beneficios: no hay que buscarlos, no hay que negociar el costo (y puedes pagar con tarjeta) y son, en el imaginario, más seguros. Frente a esto él me muestra su carné de taxista de Lima Metropolitana.
Le comento que no conozco si es que hay algún gremio organizado de taxistas en Lima, pues nunca he visto una movilización organizada de taxistas o a una persona que hable en nombre de todos y cuente con su respaldo. Me dice que sí existe, pero que no están tan organizados. Mucho cambiaría si estuvieses más organizados.
En Barcelona, le cuento, el gremio de taxistas logró botar a Uber y Cabify de la Comunidad Autónoma. Hicieron un paro en el centro de la ciudad exigiendo que se sometan a las leyes actuales y se evite la competencia desleal. Sin un gremio de taxistas constituido, representativo y con objetivos claros será difícil hacerle frente a estas aplicaciones.
Antes de bajarme del taxi, me dice que por favor no tome más taxis de aplicativo. Y agrega: ustedes son una generación que está haciendo las cosas bien. Muchos creíamos que eran apolíticos y se ha bajado un gobierno. Sin embargo, agregó, tienen que vivir esas luchas día a día. Y quizá tiene razón, debemos tener posturas políticas en nuestro día a día.
La pregunta, creo, cae de madura, ¿queremos más aplicativos de taxi en la ciudad?