La situación se pone muy complicada en nuestra región y en nuestra ciudad, pues a pesar de la anunciada reactivación económica en su fase 4 y el plan de redención turística, las protestas que se vienen dando a diario nos demuestran el enorme descontento social debido a la crisis económica y a lo que se ha venido a denominar como la “nueva normalidad”. El descontento es evidente y las calles dan cuenta de ello.
Estos días hemos visto a un trabajador del sector salud desangrarse frente al Palacio de Justicia en el marco de la huelga de los trabajadores administrativos de Salud, mientras que en Machu Picchu pobladores de Qoriwayrachina tomaron la línea férrea denunciando los abusos de Perú Rail y ayer la Federación de Trabajadores de Cusco realizó una concurrida marcha que llegó hasta la Plaza Mayor donde los manifestantes se enfrentaron a la policía que buscaba impedir su avance. En todas las manifestaciones el denominador común es la desatención de un Estado incapaz de dar alternativas ante esta crisis. Si pensábamos que el turismo podría ser una alternativa la segunda ola de contagios que se viene dando en Europa reduce las posibilidades de viajes a corto plazo procedentes de este continente y por lo visto el turismo nacional y local no será suficiente.
Mientras que los postulantes a la Universidad Nacional San Antonio Abad también elevaron su voz de protesta ante el examen virtual que esta universidad pretende tomar este 29 de noviembre, debido no solo a problemas de conectividad sino a que en redes sociales se vienen ofreciendo servicios de suplantación para asegurar el ingreso a cambio de dinero.
Mientras tanto, más de un político que pretende ser parte de la campaña electoral que se avecina ha demostrado que no sabe ni cuanto es el salario mínimo vital y así cómo podrían ofrecernos salidas ante la crisis que estamos viviendo.