Hace ocho meses cuando se decretaba el estado de emergencia y las calles eran ocupadas por la policía y militares, miles y miles de peruanos salieron a sus balcones a aplaudirlos y saludar la labor que realizaban. Por ese entonces al iniciarse el toque de queda, se cantaba el himno nacional y Contigo Perú mientras vehículos policiales y militares tomaban las calles.
Mientras el país enfrentaba una crisis sanitaria, el gobierno y sus medios de comunicación nos convencían que la solución era llenar las calles de policías y soldados detener a miles de peruanos, subirlos a un vehículo policial y llevarlos a la comisaria, así fuera un señor que sacaba a pasear a su perro, o a una familia que íntimamente celebraba un cumpleaños, gran parte del país salía en defensa del capitán “cachetada” y pedía para él justicia luego de agredir a una persona en el norte del país.
Los llamamos héroes y mártires, pues en efecto muchos de ellos perdieron la vida contagiados por el Covid-19.
Han pasado unos meses y de nuestros héroes en primera línea, la policía ha pasado a ser una de las instituciones más cuestionadas, son acusados de haber utilizado excesivamente la fuerza en las manifestaciones que generaron la caída de Manuel Merino, de haber ocasionado la muerte de dos jóvenes manifestantes, así como días antes originaron la muerte de una persona que jugaba fulbito en el Callao o de 13 mujeres en un operativo a una discoteca en Comas.
Los ciudadanos tenemos derechos y muchas veces estos derechos son vulnerados por las fuerzas del “orden”, pues estas están al servicio de este Estado corrupto y neo liberal, pero muchas veces hasta aplaudimos estos abusos.
Inti y Brian no son los primeros peruanos muertos por la policía arteramente. Ojalá que esta vez, de una vez por todas discutamos cuál es el rol de la policía, al servicio de quién están y cuáles son nuestros derechos ciudadanos.