Luego de la presentación del gabinete liderado por Mirtha Vásquez en el Congreso de la República, y lograda la cuestión de confianza, seSe han desnudado los conflictos de poder que existen al interior del partido de gobierno.
Por ejemplo, la alocución y posterior votación del ex premier Guido Bellido, estaría normalizando que las decisiones se toman en función a la cuota de poder que se tiene. Al parecer el pensamiento del ahora congresista es “si yo no estoy al mando el plan no sirve”.
Ahora esto no significa que la conformación del actual gabinete no genere serias dudas a cerca de la idoneidad del nombramiento de algunos de los titulares de los ministerios; pero la combinación de la piconería y la deslealtad hizo que fuerzas políticas extremas en el congreso confluyeran en la votación en contra de otorgar el voto de confianza.
La tormenta habría pasado, pero la aparición de un probable tráfico de influencias en el ascenso de algunos altos mandos de las fuerzas armadas, nuevamente esta generando una crisis al interior del gabinete.
Esto no está mostrando solidez dentro del equipo de gobierno que, en los 100 días, está pasando innumerables crisis, que no necesariamente son generados por factores que no están bajo su control, sino que se desarrollan a su interior.
Este ruido que se está generando, no esta concentrando la acción del gobierno en lo que realmente importante en este momento: el control de la pandemia, la reactivación económica y el retorno a la presencialidad de los estudiantes de todos los niveles.
Estamos lejos entonces de que nuestras autoridades puedan ayudar a construir una agenda mínima que sea capaz de convocar a todos.