Mientras el gobierno empieza a admitir que el Perú se encuentra en una segunda ola del Covid-19, Cusco a diario se enfrenta a una ola de protestas desde distintos sectores de la población.
En la semana que se acaba, a diario hemos visto a los trabajadores del Cosituc pidiendo que se acabe la suspensión perfecta en la que se encuentran desde hace 10 meses y no tienen como mantener a sus familias.
Los trabajadores despedidos de la Unsaac hacen ollas comunes en el frontis de la Universidad pidiendo que los recontraten, pues los 800 soles que reciben mensualmente durante varios años, es el único sustento que disponen. A ellos se suman los trabajadores de la Universidad Tecnológica de los Andes, filial Cusco que no cobran sus haberes hace cuatro meses y nadie les da una alternativa de solución a corto plazo.
Pero no todos son problemas de empleo, el día de ayer, los trabajadores de la DDC Cusco se movilizaron una vez más pidiendo la destitución del director Fredy Escobar por considerarlo cómplice de las actitudes centralistas que aquejan a esta institución que desde el 2019 se viene haciendo de la vista gorda para ejecutar la sentencia que dispone la reposición de los andenes inka demolidos en la construcción del mamotreto de Saphi.
Mientras la segunda ola de Covid-19 golpea con fuerza a Lima y el norte del país, en nuestra región, el abandono del Estado, de los gobiernos locales y del gobierno regional están empujando a la gente a salir a las calles a protestar, a pedir justicia y a exigir derechos tan elementales como el trabajo que hace mucho tiempo, incluso antes de la pandemia, vienen siendo atropellados.
La cereza del pastel la puso Martín Vizcarra quien como si nada hubiera pasado recorrió las calles de Cusco junto a Daniel Salaverry, una de los dúos más nefastos de los que tenemos memoria en los últimos tiempos.n