Hemos iniciado el año 2021 con una serie de marchas y protestas, todas ellas con un solo denominador, la falta de empleo.
El lunes por la mañana vimos a casi setenta extrabajadores de la Universidad Nacional de San Antonio Abad de Cusco protestando porque sus contratos CAS de trabajo no han sido renovados a pesar de que muchos de ellos cuentan con varios años de servicio y son el sostén de sus familias.
Mientras tanto el día de ayer fueron los trabajadores del Cosituc quienes luego de diez meses de encontrarse en suspensión perfecta exigen que se les reponga en sus puestos de trabajo, pues no tienen como poder mantener a sus familias.
Pero no son los únicos, trabajadores de la Universidad Tecnológica de los Andes también protestaron porque les adeudan entre tres a cuatro meses de sueldo.
Por su parte, los trabajadores de Construcción Civil esperan el reinicio de las obras en el gobierno regional como en los gobiernos locales de nuestra región para poder salir adelante luego de la grave crisis que han tenido que enfrentar el año 2020.
Pero el panorama es preocupante porque a diario vemos a grupos de personas exigiendo que se les devuelvan sus puestos de trabajo sin encontrar una respuesta de sus anteriores empleadores.
Lamentablemente se vienen tiempos muy difíciles, la tan mentada reactivación económica se complica por la falta de vacunas, el incremento de los casos de Covid.19, el cierre de las fronteras con Europa, la disposición de que todo visitante que llegue al Perú tenga que cumplir con una cuarentena obligatoria de catorce días y la amenaza latente de retroceder en las fases de reactivación económica que anunció el Estado.
No podemos negar que el desempleo está creciendo y con ello crecerá la pobreza en medio de un proceso electoral donde nos ofrecerán las mil y un maravillas.