Estamos atravesando una grave crisis sanitaria y económica, la cual todavía tiene para largo, pero a esto ahora tenemos que sumarle los crecientes conflictos sociales que nuevamente se han activado en Espinar y La Convención, con lo que el panorama en nuestra región se sigue complicando, pues dichas medidas de fuerza traen consecuencias contra los leves intentos de reactivación económica del gobierno regional y nacional.
Sin embargo, tenemos que ser claros que las protestas en ambos espacios nuevamente se dan por la poca disposición del Estado y las empresas por tender puentes que logren solucionar estos conflictos.
En el caso de Espinar, pobladores de once comunidades han tomado la carretera y exigen que se les paguen las reparaciones por los daños al medio ambiente que vienen sufriendo debido a la actividad minera, por su parte desde el Estado se les convoca a reuniones virtuales, pero los pobladores se han mostrado reacios a este tipo de reuniones por las brechas tecnológicas. No le costaría mucho al gobierno implementar reuniones presenciales con las medidas de seguridad.
Por su parte en La Convención la tensa situación con la empresa Enaco que ha reducido drásticamente su capacidad de hoja de coca a los productores, dejándolos en una precaria situación y con toda su producción a cuestas. Aunque desde el lunes Enaco anunció que reiniciaría parcialmente la compra de hoja de coca, pero esto no bastó a los dirigentes quienes además reclaman por el incremento del precio del gas, así que La Convención nuevamente se encuentra paralizada.
Finalmente eso no es todo, también están los taxistas, empresas de transporte interprovincial, deudores, trabajadores de Construcción Civil, todos ellos sumergidos en una grave crisis económica, mientras tanto desde el Estado no hay soluciones y las cosas parece que se seguirán complicando cada vez más.