La memoria de un país no solo la registran los vestigios arqueológicos, la ratifican también el arte, la cultura y su cosmovisión. La memoria nacional, la constituye una historia en común como también los vínculos tejidos entre sus diversidades. En el caso del Cusco, la memoria es mucho más que una palabra, es el espíritu mismo de los pueblos pre-inca, el incanato, virreinato y los momentos más álgidos del Perú naciente. Son innumerables los testimonios de cronistas, escritores, científicos y aventureros que manifestaron su asombro, no sólo ante la monumentalidad de sus calles, casonas, arquitectura y restos arqueológicos, sino también, ante la monumentalidad de los hechos acontecidos en esta ciudad y región.
Esa memoria del Cusco, es imprescindible para reescribir la historia peruana. Debemos recordar que fue aquí donde cayó el Tahuantinsuyo con la ejecución de Felipe Túpac Amaru en el siglo XVI, para en el siglo XVII y XVIII desatarse innumerables levantamientos y sublevaciones que desembocaron en la gran rebelión de José Gabriel Túpac Amaru de 1779; la misma que originó e inspiró la independencia continental. Durante el siglo XIX, fue el Cusco también el escenario para disputas de caudillos y militares, titulares y entuertos que en el siglo XX desataron las más bellas convicciones y ejemplos de unidad en pro de un cambio revolucionario como sociedad.
La primera Reforma Universitaria del continente, se hizo en la UNSAAC en 1909. En 1911, se conformó el primer sindicato obrero del Perú. El indigenismo se inspiró, ideo y materializó en el Cusco durante la primera década del siglo
XX. En La Convención se hicieron las primeras expropiaciones de tierra como la simiente de la Reforma Agraria que gestaran los heroicos sindicatos campesinos. En la misma zona conocida como Mesa Pelada insurgió el primer movimiento guerrillero desplegado en todo el Perú pero dirigido desde Mesa Pelada por Luis de la Puente Uceda comandante del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria).
Los últimos acontecimientos sucedieron en el siglo XX, entre otros como el incendio de SINAMOS, donde se perdiera valioso registro de los movimientos sociales y campesinos de la época. La memoria no es unilateral y puede haber “memorias” desde la agricultura, la literatura, el teatro, las ciencias sociales y naturales. Esa lectura interdisciplinaria, es el camino para consensuar la reescritura de este país que convoca a elecciones a desmemoriados y candidatos provenientes del rubro de la aventura.