En medio de la pandemia que vive la humanidad, es necesario que las personas tengan un sistema inmunológico reforzado, sin embargo, si nos seguimos alimentando con productos transgénicos, el camino será difícil.
Al menos 23 mil firmas se han recolectado hasta el momento para pedir al Congreso de la República la moratoria del ingreso de productos transgénicos, como consecuencia de la reciente campaña impulsada a través de los medios sociales que tuvo el objetivo de proteger la salud y la biodiversidad que estaría habría sido condenada a desaparecer lentamente debido a los transgénicos.
El pedido “en línea” debe llegar a cada uno de los parlamentarios quienes en dos semanas deberán ratificar y aprobar esta prórroga para que los peruanos no corran el riesgo de consumir el “glifosato” , que es un herbicida cancerígeno, que es utilizado en el proceso de cultivo de dichos alimentos y que genera daños a quienes lo consumen.
A la fecha, la moratoria o prórroga está en manos del Congreso de la República, y en especial de los cinco parlamentarios cusqueños, los cuales podrían marcar un hito en la historia del país, negando el ingreso de estos cultivos como ya lo hacen en otros países del mundo.
La campaña en redes sociales se realiza en el “#Perú libre de Transgénicos”, que seguirá vigente hasta lograr el objetivo que se han trazado por una mejor vida.
Se pone en riesgo las prácticas ancestrales de los campesinos
Los cultivos transgénicos, además de los riesgos que genera para la salud y el medio ambiente, presentan una serie de problemas socioeconómicos pues se trata de un modelo diseñado para los agricultores de gran escala, equipados con maquinarias y recursos que se dedican a la producción masiva de muy pocos productos, eliminando otros de menor demanda.
La agricultura peruana se caracteriza por ser pequeña, diversa y familiar, sin recursos para adquirir insumos artificiales para sus cultivos.
Otra de las terribles secuelas que deja el uso de los cultivos transgénicos es que los productores campesinos tendrían que someterse a la voluntad de las grandes empresas que serían las proveedoras de semillas y dejarían de lado prácticas ancestrales como el intercambio o trueque que forman parte de la resistencia andina en estos tiempos.
En Cusco hay 3 mil variedades de papa
David Greenwood Sánchez, estudiante doctoral en Ciencias Políticas en la Universidad de Wisconsin-Madison, recordó que la agricultura peruana representa el 97% de las unidades agropecuarias en el Perú con terrenos de menos de cinco hectáreas y pocos recursos para comprar los insumos que requieren los cultivos transgénicos. “En síntesis la agricultura peruana no tendría la capacidad de resistir la industria que genera los transgénicos”, sostuvo.
Finalmente, afirmó que estos productos promueven un complejo sistema de derechos de propiedad intelectual incluida las patentes sobre recursos biológicos. “Para las comunidades indígenas esto es realmente impensable” dijo recordando que sólo en el Cusco hay más de 3 mil variedades de papa que estarían en manos de una gran industria. “La papa maqtillo resultaría teniendo el mismo nombre que la papa amarilla”, agregó.
Un dato final
Un producto transgénico es aquel producido a partir de un organismo modificado mediante ingeniería genética y al que se le incorporan genes de otro organismo para producir características deseadas. Así, el polen de una planta transgénica puede ser transferido a otras variedades nativas y así generar una mutación.
En estos tiempos requerimos de acciones que puedan permitirnos tener una mejor calidad de vida y un medio ambiente saludable que nos permita alimentarnos adecuadamente.