Quienes pudieron observar el día domingo la entrevista televisiva de Martín Vizcarra realizada por la periodista Mónica Delta deben haber sentido un poco de vergüenza ajena por el triste desempeño del presidente de la República, a pesar de cómo debemos suponer esta entrevista fue previamente pauteada y tuvo como objetivo subir la imagen tan caída últimamente del jefe de Estado, pero las cosas no le salieron bien.
Se notó un presidente nervioso, con mensajes poco claros y confundiendo a la población en temas como la aplicación de la vacuna del Covid-19 y las promesas de siempre referidas la entrega de tablets y al reinicio de los vuelos internacionales, a pesar de la abierta posibilidad de que se produzca una segunda ola de contagios de Covid-19 a pesar de que por lo visto nunca pudimos salir de la primera ola de contagios.
Pero el hecho que llamó más la atención fue que el presidente Vizcarra intentara minimizar las investigaciones referidas a las irregulares contrataciones de Richard Cisneros por más de s/ 175,000 soles, afirmando además que no existe nada ilegal en estas contrataciones y que se está maximizando un hecho que no amerita tanta atención.
Es indignante que el presidente Vizcarra minimice el hecho de que se hayan dilapidado 175,000 soles en momentos en los que el país atraviesa la peor crisis económica de su historia y millones de peruanos han perdido sus empleos y más del 70% vive en la informalidad y en medio de la pobreza.
Una entrevista que terminó incluso en bromas de doble sentido, letras de canciones e incluso historias de como penan en Palacio de Gobierno, pero que ahora el mandatario ya se ha hecho amigo de las fantasmas y que las almitas no le hacen daño.
Fue una entrevista que nos recordó a Mario Moreno Cantinflas, pero obviamente ni ese talento tiene el presidente Vizcarra.