En medio del crecimiento de las cifras de contagiados y decesos por Covid-19 en nuestra región, el día de ayer quedó claro tras una conferencia de prensa del jefe del Comando Covid de Cusco, Juan Spelucin que el problema no radica en la cantidad de camas UCI ni la infraestructura hospitalaria, sino que el principal problema radica en la falta de personal médico y que a pesar de las gestiones y documentos que se envían a Lima para que nos dote de mayores recursos humanos y de presupuesto la respuesta es siempre negativa.
Spelucín además afirmó una vez más que no se quiere que Cusco llegue a una nueva cuarentena focalizada tal como viene sucediendo en la ciudad de Lima y en nueve regiones del país desde el 31 de enero pasado, pero que si las cifras continúan subiendo la situación se puede poner insostenible en nuestra región que viene luchando porque el virus no se extienda.
Si algo nos quedó claro es que existe un centralismo perverso y burocrático que dificulta al Comando Covid-19 de Cusco al no dotarle de los recursos necesarios para hacerle frente a la pandemia y por otra parte existe una severa contradicción entre las cifras que entrega a diario la Geresa y las cifras que informa el Ministerio de Salud, ya que por ejemplo en días que desde Cusco se informa de 14 fallecimientos , desde el Minsa esta cifra es de 2 decesos y nadie explica esta diferencia de cifras.
Finalmente ha quedado claro que nuestra carencia es contar con el suficiente personal para hacerle frente a la pandemia, que los médicos están abandonados, que sus pedidos al Ministerio de Salud y Economía no tienen respuesta, y que a pesar de que se van a implementar más camas UCI no se cuentan con los médicos y mucho menos las enfermeras que puedan manejar y atender a los pacientes que se encuentran graves por esta enfermedad. Es decir estamos solos ante un Estado fallido que como siempre nos da la espalda cuando más se le necesita, como si eso fuera novedad.