El título de esta editorial no es el resultado del repetitivo análisis de los resultados electorales de la primera vuelta en los que la gran sorpresa fue la presencia de Pedro Castillo en el primer lugar.
El título de esta editorial tampoco tiene que ver con un análisis sobre el centralismo en el Perú, ni sobre el uso de frases cliché como el “Perú Profundo” ni ese “hay un Perú que al que voltear los ojos” no, no se trata de eso.
Esta editorial tiene que ver con los resultados de la última encuesta difundida por Ipsos en el que se indica que mientras Keiko Fujimori lidera en Lima con 51% del electorado frente a un 29% de Pedro Castillo, mientras que el resultado en el resto de las regiones muestra que Pedro Castillo tiene 51% frente a un 25% de Keiko Fujimori, números más que evidentes para mostrarnos las dos caras de una misma moneda llamada Perú.
Los números de Ipsos son más que evidentes y nos muestran que mientras en la capital del país hay un sentimiento por mantener el actual modelo económico y la Constitución Política, en el resto de las 23 regiones se impone Pedro Castillo con un discurso de cambiar de raíz el actual modelo imperante en el Perú y mediante una asamblea constituyente impulsar una nueva carta magna para el país.
Si teníamos alguna duda sobre la fractura de este país, sobre las brechas existentes entre la capital y el resto de regiones, las cifras de Ipsos nos han demostrado que no hemos avanzado en el intento o no, de distribuir la riqueza y generar condiciones para todos los peruanos.
Lima no es el Perú, sucede que el resto del Perú le está dando un claro mensaje a la capital, a sus políticos, a su prensa y a sus instituciones, que es necesario un cambio, pero no uno que se imponga desde Lima al resto del país, sino que esta vez desde lo que desde Lima se llama “provincias” se construya un nuevo Perú tras 200 años de centralismo.