Termina el 2020 y empieza, aunque de a pocos, la reactivación del sector turismo en nuestra ciudad. Los vuelos cada vez llegan más seguidos, las calles del centro de la ciudad se ven más abarrotadas, los bares y restaurantes empiezan a recordarnos el bullicio al que estábamos mal acostumbrados antes de la pandemia, y los centros arqueológicos, poco a poco, se van llenando de gente. El centro de la ciudad cobra el color y el sonido al que estábamos acostumbrados y que mucha gente extrañó durante la pandemia. ¡Y claro! Los trabajadores del sector turismo, poco a poco van sonriendo. Tantos meses exigiendo reactivación del sector, recién van dando algunos frutos. No faltan los suspiros de alivio, e incluso, no faltan las voces de ánimo que salen en los medios de comunicación a decir que pronto el Cusco y el turismo “volverán a ser como antes”. Y necesariamente tenemos que preguntar si en verdad queremos que el turismo sea como antes.
Es evidente que el sector se ha acomodado circunstancial y empíricamente a un turismo nacional. Los costos bajos y los slogans para apoyarnos entre peruanos han surtido efecto, y el trato amable, que antes era inexistente a los nacionales y cusqueños en el sector, han sobresalido como ejemplo de la reactivación económica. Pero ¿qué pasará después, cuando exista cierta normalidad sanitaria y el Cusco vuelva a ser la ciudad cosmopolita?, ¿volveremos al racismo y la discriminación que invitaba (obligaba) al cusqueño a abandonar sistemáticamente el centro de la ciudad?, ¿volveremos a los oligopolios de servicios que sonreirán al turista y despreciarán al cusqueño o al nacional?, ¿volveremos a ser la ciudad con altos índices de consumo de drogas y de prostitución infantil a causa del turismo?, ¿a las altas tasas de informalidad y precariedad laboral en el sector?, o citando a Garcilaso, ¿volveremos a ser esa ciudad madrastra de sus hijos y madre de hijos ajenos?
Todo indica que así será. Parece que volveremos a ser la ciudad del gran turismo con todos los desastres que genera una mala administración del turismo, porque los organismos encargados de la administración del sector, la Municipalidad y Dircetur principalmente, solo están preocupados por establecer protocolos sanitarios y nada les importa la regulación del sector en términos sociales, político y administrativos. Ya ni hablar de regulaciones económicas porque nos declaran personas no gratas. Por eso, es importante exigir reformas dentro del sector turismo para no ser lo mismo que veníamos siendo los últimos sesenta años, o seguiremos creyendo que la artesanía es solo un souvenir de recuerdo para los turistas y que el orden, la limpieza y seguridad es de exclusividad del centro de la ciudad.