Las medidas de aislamiento social obligatorio han obligado a muchas mujeres, niñas y adolescentes a permanecer en confinamiento con sus agresores, convirtiendo los hogares en lugares de potencial riesgo para su integridad y vida.
Conforme aumentaban los casos de coronavirus en el país, las cifras de violencia se hacían cada vez más alarmantes, muchas peruanas luchaban contra la Covid 19 y la violencia en sus casas.
La primera conclusión importante que resulta de este contexto, es que la violencia de género es un problema público y estructural, que de ninguna forma es culpa o responsabilidad de la víctima, así el cántico: “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía” cobra mayor sentido. Su origen es el machismo que sostiene las relaciones desiguales entre varones y mujeres; por ello, este virus letal no se curará con ninguna vacuna de laboratorio, pero sí, con educación.
Otro tema que debe entrar al debate público, son las limitaciones en el acceso a los servicios de atención y protección, más aun en Estado de Emergencia; estos son servicios esenciales que el gobierno en sus diferentes niveles debe procurar garantizar efectivamente a las víctimas.
Sin embargo, no se han incorporado herramientas tecnológicas que permitan denunciar en diversas circunstancias, tampoco estrategias de información y difusión de derechos, y aún hace falta mayor capacitación en enfoque de género a los operadores de justicia.
Hugo Ñopo, señaló que inicialmente el desempleo afectó gravemente a varones y mujeres, pero con la reactivación económica los varones se han insertado en el mercado laboral con mayor facilidad que las mujeres. Asimismo, Carolina Trivelli sostuvo que los sectores económicos más afectados como servicios y comercio (sobre todo informal) tienen mayor presencia femenina. Esto es sumamente relevante, ya que la autonomía económica de las mujeres es fundamental para cerrar con los ciclos de violencia y el Covid 19 ha ocasionado desempleo y pobreza.
La violencia está presente en todo el ciclo de vida de las mujeres, las consecuencias impactan en el desarrollo de sus proyectos de vida. Son más de 600 menores de edad violentadas en sus propios hogares, 900 mujeres desaparecidas que probablemente fueron asesinadas o están siendo sometidas a la explotación sexual, y muchas otras miles que están sobreviviendo a las formas múltiples de violencia y 93 feminicidios, necesitamos acciones inmediatas.