La primera y más perjudicial medida de Víctor Boluarte desde que asumió la alcaldía de Cusco fue la de despeatonalizar la Plaza Mayor de Cusco, decisión que había sido adoptada por el exalcalde Carlos Moscoso y cuya aplicación fue uno de los principales temas de debate mientras duró su permanencia en el sillón municipal.
A pesar de que los niveles de planificación y coordinación para peatonalizar la plaza no fueron los mejores por parte del exalcalde no podemos negar que el camino era el correcto, pues la tendencia en todos los centros históricos del mundo y más aún si son patrimonio cultural de la humanidad es la peatonalización.
Pero lo que hizo Boluarte sin mayores argumentos que los de tirarse abajo lo avanzado por Moscoso, sin sustento técnico y argumentos como el tráfico vehicular y la promesa de hacer estudios que obviamente nunca se hicieron y propuestas que nunca llegaron.
Sin embargo y luego de haberse opuesto a la peatonalización de la plaza Mayor, la gestión de Boluarte hoy impulsa y promueve la instalación de terrazas gastronómicas y en concreto la peatonalización de calles como Plateros y Tecesecohca, olvidándose de sus argumentos de la necesidad de aligerar el tráfico y lo que sorprende más es que Boluarte muestre esta medida como un logro de su gestión en medo de la pandemia para reactivar la economía.
Obviamente esta medida es acertada y reafirma la necesidad de impulsar la peatonalización de las principales calles del Centro Histórico no solo para reactivar la economía sino también para proteger el patrimonio cultural así como para reducir los niveles de contaminación.
La realidad le ha demostrado a Boluarte lo equivocado que siempre estuvo en relación a este tema y nos demuestra también la poca visión de la ciudad que tiene un alcalde que gobierno por donde le lleve el viento.