Serán modas tardías, pero últimamente los políticos usan el termino gobernabilidad, un concepto ambiguo dada las diferentes interpretaciones que en los últimos años ha tenido este término. Pero la gobernabilidad no es un término frio y carente de sentido, es una expresión de buen gobierno, democrático, asociado a la legitimidad y eficacia que una gestión debe tener.
La primera, la legitimidad, no solo comprende las instituciones existentes con reconocimiento social de acuerdo a la coyuntura, sino que los gobernantes, presidentes y alcaldes deben ser reconocidos por la ciudadanía en las elecciones y en el transcurso de su gobierno. El segundo, la eficacia, se traduce en la capacidad de un gobernante para dar soluciones a los problemas que aquejan a la ciudadanía. Por lo tanto, la ingobernabilidad se traduce en una gestión que fracasa en impulsar el desarrollo de su sociedad a falta de capacidad para administrar un gobierno presidencial, regional o municipal.
En ese sentido, si observamos el panorama nacional y regional, ¿qué grado de gobernabilidad encontramos? Podremos decir en un breve relato que el actual gobierno es producto de la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski, quien señaló que fue obstaculizado por la mayoría legislativa creando un clima de ingobernabilidad, minimizando sus acciones de corrupción y enriquecimiento a costa del Estado. ¡Qué tal conchudo! Ahora, el presidente “yo no me corro” Vizcarra, quien se salvó de una vacancia, acusa de ingobernabilidad por tomar como cierta la información de un colaborador eficaz que indica que recibió S/ 1 millón a cambio de favorecer al consorcio Obrainsa – Astaldi con la buena pro de una obra en el año 2013.
No se pude afirmar que recibió una coima, pero desde hace dos décadas, gran parte de los gobernantes regionales, municipales y claro, presidenciales, han concedido obras, beneficiando a empresas constructoras a cambio de miles de soles. Ahora están en la cárcel muchos gobernadores regionales, y existen decenas de alcaldes en la misma situación. Falta poco para ver algunos presidentes en la cárcel. Necesitamos gobiernos transparentes, legítimos y eficientes.