Ayer Cusco recibió la visita de 27 especialistas franceses con miras al inicio de la fase 1 de la culminación del hospital Antonio Lorena, obra que se encuentra paralizada desde hace seis años debido a actos de corrupción en las gestiones de Jorge Acurio, René Concha y Edwin Licona que impidieron que Cusco pueda contar con este centro hospitalario que hoy más que nunca nos ha hecho tanta falta en medio de la pandemia del Covid-19.
Lo sucedido el día de ayer esperemos que sea el inicio de un largo camino que por fin pueda culminar con la construcción y equipamiento de este hospital que a la fecha viene funcionando en las peores condiciones posibles y que le ha costado la vida a muchas personas, no solamente por el coronavirus.
Luego de la llegada de los técnicos franceses se debe vigilar con el estricto cumplimiento de los plazos y cronogramas que se han establecido así como socializar en todos los medios posibles las condiciones, clausulas y especificaciones del contrato firmado entre el Estado peruano y el Estado francés.
No tenemos nada que festejar, celebrar y regocijarnos, no es momento de ceremonias protocolares, son más de seis años esperando que se reinicie esta obra y hasta que no veamos iniciadas las obras y hasta que no veamos al primer cusqueño atendiéndose en este nosocomio no estaremos conformes.
No hay nada de que alegrarnos, esta es una deuda pendiente que tiene la corrupción con el pueblo cusqueño, cualquier logro y avance es algo que debió hacer sucedido hace seis años, así que manos a la obra.
Esperemos que la Federación Médica de Cusco, el Cuerpo de Trabajadores del hospital Lorena, los concejeros regionales y las organizaciones de la sociedad civil estén con los ojos abiertos pues las visitas, ceremonias, entrega de chalinas, brindis, pica pica, serpentina y banda de músicos siempre estarán sobrando si se trata del hospital Lorena. Nos la deben.