Por: Banesa Farfán Saravia
Durante este último año muchas cosas han cambiado, nos hemos adaptado a distintas situaciones, un claro ejemplo el teletrabajo, que nos lleva a imaginar, en una esquina de la sala con una computadora al padre y a la madre en la otra hablando por celular, mientras los niños están correteando y gritando alrededor, hemos perdido nuestros ambientes privados o de relajación para volverlos en un lugar multiusos, y que decir de lo difícil que ha sido lidiar con esa autoexigencia social, del estar bien o ser más autoeficiente.
Cuando las personas están confinadas la autoestima tiende a bajar, para hablar de ella tenemos que recordar que es la capacidad de autoafirmarmarnos sin dañar a otros, la cual tiene cuatro pilares fundamentales; el autoconcepto, que tanto nos aceptamos a nosotros mismos, cuan autocríticos somos con nosotros, la autoimagen, si estamos contentos con nosotros mismos, el autoreforzamiento, que tantos gustos nos damos, ya que muchas veces somos muy avaros con nosotros mismos y la autoeficacia hasta donde nos sentimos capaces para enfrentar los problemas, sí somos valientes.
Es importante mirarnos como somos por dentro, sin colgarnos los típicos carteles, como soy inútil, soy incapaz, cuando nosotros nos dirigimos a nosotros mismos evaluemos que hicimos, reflexionemos, no se puede tocar la dignidad de las personas, somos seres humanos y no somos una cosa para ponernos adjetivos.
Nunca te evalúes con las categorías del todo o nada, blanco o negro, ya que la vida hay muchos espacios grises, la felicidad no es una estación donde hay que llegar, sino el camino del viaje, yéndonos a los extremos, por ejemplo imaginémonos que nos ponemos a bailar en nuestro cuarto, de pronto escuchamos una voz donde nos dice que si bailamos bien ganamos un Ferrari y si no, no ganamos nada, empezamos a bailar por el premio y perdemos la sensación de diversión, dejemos el espacio al gris y disfrutemos el camino.
En épocas de confinamiento tenemos más tiempo para vernos, ya que antes solíamos andar corriendo de un lado a otro, recordemos que la belleza es una actitud, empecemos a entender que la autoestima se refuerza con pequeños detalles como el bañarnos, arreglarnos para nosotros mismos, gustándonos, diciéndonos cosas bonitas, dejé de seguir pensando que es una maquina diseñada para el éxito y empiece a sentir.