Cuatro meses han pasado desde que el Congreso de la república se instalara y desde el momento que juramentaron, las bancadas radicales de la extrema derecha dejaron en claro cuál sería su rol si las cosas no se hacían de acuerdo a su conveniencia e intereses.
Desde que el presidente Castillo nombró a su primer gabinete presidido por Guido Bellido, se dio inicio a un discurso construido fundamentalmente por tres palabras: interpelar, censurar y vacar, esa es la hoja de ruta.
Congresistas como el exalmirante Montoya de Renovación Popular (partido del deudor de la Sunat Rafael López Aliaga) ensayó incluso distintas variantes del uso de estas tres herramientas previstas en la Constitución de 1993, una de esta fue el anunciar que no era necesario ir por el gabinete negándole el voto de confianza, sino que lo irían descabezando uno a uno a los ministros que no fueran de su agrado, presionando así a una crisis en el gobierno.
Durante estos cuatro meses se han anunciado más mociones de interpelación a ministros que nunca antes en ese mismo periodo de tiempo en las últimas décadas y son doce los ministros que han tenido que dejar el cargo por distintos motivos.
En este afán se suman Fuerza Popular de la procesada Keiko Fujimori y Avanza País de un cada vez más distante de la realidad Hernando de Soto. Son etas tres agrupaciones las que buscan como ya lo dijo López Aliaga: “tenemos que vacar al presidente y su vicepresidenta antes de fin de año”
Son estas tres bancadas junto a sus líderes las que impulsan la vacancia presidencial a cómo de lugar, parecen haberse convertido en esos robots de películas de ciencia ficción que caminan con un arma nuclear disparando a través de ojos cibernéticos y que caminan repitiendo sin parar la frase “interpelar, censurar y vacar; interpelar, censurar y vacar; interpelar, censurar y vacar”.