La incertidumbre sobre las vacunas es algo que la mayoría de la población siente. Según los últimos sondeas, un 48% de la población que no se vacunaría con las dosis gratuitas que aplicaría el Ministerio de Salud) contra la COVID-19, ya sea por temor a los efectos secundarios, así lo manifiesta el 52% de los encuestados, o el 29% que manifiesta la baja confianza del país de procedencia de la vacuna. Estas cifras preocupan, por que denotan que el gobierno no está dando la información adecuada a la población. La inversión de todos nosotros como contribuyentes, no tendrá el efecto esperado.
Además, es importante aclarar, que el gobierno sigue mandando señales equivocadas, dando apertura para que tarde o temprano las vacunas también puedan estar al “alcance” de todos los peruanos, por el lado privado,generando desigualdad de oportunidades entre la ciudadanía.
En el mismo sentido, el gobierno pareciera que sigue actuando a espaldas de todos. Genera incertidumbre cuando necesitamos tener certezas y esperanza y atenta contra la gran mayoría. En el Perú el 80% de los balones de gas que se venden contiene GLP (líquidos extraídos del gas natural de Camisea), pero cuyos precios están sujetos a la coyuntura internacional, algo ilógico, pero en nuestro país siempre vivimos al borde de la locura.
El actual Congreso, ya ni que decir de nuestro poético presidente Sagasti, incumplen su papel de proteger los intereses económicos de los consumidores, que pagamos precios sobrevalorados por balón de gas, combustible, transporte, etc., y que nos hace pensar que no estaremos pagando precios sobrevalorados de las vacunas, quién nos garantiza que no estaremos pagando una segunda ola con mayores muertes por no contar con hospitales equipados, a sabiendas que esta coyuntura se iba a presentar en medio de un proceso electoral. Hay más incertidumbre.