Por: Alejandro Campana
Hace unos días, Jaime Chincha entrevistó a George Forzay en su programa “Nada Está Dicho”. En un momento le pregunta cómo se califica a él mismo: liberal o conservador. Con mucha seguridad, Forzay asegura ser un liberal. Hay un poco de sorpresa en la cara de Chincha. La entrevista continúa y comienza una serie de preguntas y respuestas cortas.
- ¿Aborto? Solo en caso de violaciones
- ¿Matrimonio homosexual? Defendemos la familia, unión civil
- ¿Eutanasia? Defendemos la vida
“Más parece ser un conservador”, le dice Chincha. “No, yo soy liberal”, responde Forzay. Es claro que hay una brecha entre lo que cree ser y las ideas que defiende. Asimismo, esta brecha también se da cuando se etiqueta a un candidato de ser algo que no se ve reflejado en sus ideas. Así, por ejemplo, Alberto Beingolea diciendo que Yonhy Lescano representa la extrema izquierda; o Keiko Fujimori afirmando que Verónika Mendoza es la extrema derecha chavista. Probablemente, sea solo una estrategia para desacreditar frente al electorado a sus contrincantes. Sin embargo, esto trae consecuencias.
El problema es que en cada elección nuestros candidatos cambian de partido y generan alianzas cada vez más variopintas. El PPC pasó de aliarse con el APRA a juntarse con Alianza Para el Progreso. Verónika Mendoza que, al no tener partido, busca algún vientre de alquiler distinto en cada elección. Así, pasó de tener una alianza con Marco Arana a buscar casi tener una cerrada con Vladimir Cerrón. Como vemos, no es una característica de algún lado del espectro político. Las ideologías políticas en nuestro país se pueden ir acomodando según las necesidades y circunstancias del momento.
Es por estas razones que es difícil decir que uno es votante de izquierda o derecha en nuestro país. La mayoría de partidos, candidatos y candidatas están difuminados a lo largo del espectro. Desde defender posturas muy liberales en libertades individuales, pero tener restricciones económicas muy fuertes, a querer buscar un Estado muy presente, pero sin libertades individuales. Así, etiquetar, o intentar etiquetar a nuestra escena política puede no hacer más que generar prejuicios y malentendidos, pues, como afirmó Forzay se puede ser conservador, pero decir que es liberal, pero pensar todo lo contrario. O algo así.