Por: Adriana Morante Alvarado
Que mejor tiempo para tocar este tema que febrero “el les del amor y la amistad”, el mes de relaciones concentidas y otras no, el mes donde tu super amigo se molesta contigo porque no le pasaste desnudos, en mes en el que todos en la calle quieren ser tus príncipes azules.
Haciendo a un lado mi sarcasmo, existe una grieta gigante entre lo que es consentido y lo que no, si es así porque ahora nuestros caballeros cusqueños se indignan cuando osamos responder sus comentarios que no pedimos,cuando simplemente decimos que no.
Hace un tiempo un violador aseguró que mató a la bebé que ultrajada por el hecho de que ella lloraba de dolor, de igual forma un acosador prendió fuego a una chica que ni era su pareja debido a que oso en darle una negativa a tal caballero. La barbarie con la se dan estos actos nos ponen en el filo de nuestro destino día, dando por hecho de que si no regresas esta noche a casa, lo más probable es que estes envuelta en una manta tirada en un descampado.
Y aun así con cada muerte y cada trauma), con toda la visibilidad de estos casos nuestros caballeros parecen enorgullecerse y sacar ideas una más creativa que la anterior. El argumento primitivo de “es que no nos podemos controlar”, miren yo sufro de acoso callejero casi diario y tengo unas ganas de sacarle los ojos a cada uno de esos tipos, sin embargo respiro tres veces y me controlo.
Otro gran mito sobre acoso y violaciones es decir que el hombre lo hace por el placer y el éxtasis de ultrajar a una mujer. Sin embargo, si miramos un poco más allá de la superficie encontramos la definición de la violación como un acto de poder y territoriedad. ¿Qué quiere decir esto? Pues bien, más allá de la acción física se considera un acto de poder debido a la satisfacción que sienten al someter a su voluntad a un ser ajeno a ellos y demostrar que son unos machos pecho peludo. El demostrar un signo de virilidad demuestra a los otros machos que este sujeto es un líder que usa a la mujer como un trofeo de caza..
Y así mismo como cuando un mono lanza sus heces para llamar la atención, estos amigos exhiben sus víctimas, porque ese es el nombre de la chica a la que emborracharse para llevártela, así se llamaba la chica a la que ilusionaste y le juraste bajar la luna, y así se le dice a la chica que te dejó y la llamaste zorra. Pero en este cuento hay una pequeña advertencia: cuidado queridos caballeros que ya vimos quienes son los lobos, pero estas caperucitas rojas están afilando las garras.