Por: Alejandro Campana
En los últimos días ha iniciado la campaña presidencial y congresal para el 2021. Candidatos comiendo en la calle, spots televisivos explicando problemas que solucionarán. Pero, sobre todo, empezamos a escuchar frases y expresiones típicas sobre la democracia y cómo debemos defenderla. Para ello, por supuesto, nuestra clase política recurre a la democracia griega como si fuese el ideal. No solo eso, además, se recurre al espíritu griego de discusión y debate. Esas discusiones que se daban en los espacios públicos, en el ágora.
La pregunta que tenemos que hacernos es: ¿queremos que nuestras discusiones políticas y democracia sean como era en Grecia? Spoiler alert: no.
El gran problema de la democracia griega que muchos olvidan es que no toda la población estaba permitida a participar de ella. Esto, por un lado, es normal. Es decir, aquellos que habían cometido delitos graves no eran permitidos de participar de la ciudadanía griega. Otros excluidos eran, también, los extranjeros. La ciudadanía griega era solo para los griegos. Y aquí está el problema de fondo: solo para los griegos. Las mujeres griegas no podían participar de la democracia griega. Más aún, no eran consideradas ciudadanas en sentido estricto.
Desde la representación realizada por Homero en La Odisea, se nota una diferencia clara entre los ideales de comportamiento atribuidos a diosas y dioses. Las diosas encargadas del hogar y la reproducción. Los dioses, por su parte, encargados de todo lo externo al hogar: la guerra, la conquista, etc. Se puede sostener que estos ideales de comportamiento atribuidas a las divinidades también se veían representados en la sociedad griega. Así, las mujeres eran encargadas de los espacios privados y segregadas de los espacios públicos. No estaban permitidas de hablar, discutir, debatir con los ciudadanos griegos. Ellas solo podían hablar entre ellas. Los hombres, en cambio, eran quienes se desenvolvían con total libertad en los espacios públicos y participaban de las discusiones políticas.
Si bien en nuestra sociedad actual también se ve un poco reflejada esta diferencia entre las labores tradicionalmente asignadas a hombres y mujeres, no considero que sea algo que queramos mantener. Todo lo contrario. Es algo contra lo que tenemos que luchar en busca de una sociedad más justa y equitativa para todxs. No sigamos buscando ese ideal griego en el que los patrones de género estaban muy arraigados y generaban segregación e injusticias.