Habría que preguntarse si realmente el Covid-19 ha cedido terreno como nos lo vienen manifestando las autoridades de nuestra región. Decimos esto en estricta atención de las cifras que se reportan diariamente en las cuales se muestra que el índice de letalidad que hace dos semanas se encontraba en 1.80% ahora nuevamente ha pasado la barrera del 2% y al día de ayer se encuentra en 2.08% habiendo registrado además 24 decesos en las últimas 48 horas. Con estas cifras Cusco se encuentra aún lejos de los números registrados entre los meses de mayo y junio.
En relación a los contagios diarios estas cifras se encuentran por debajo de los cien contagios diarios, pero el índice de positividad se mantiene en 16% acercándose a 17%, pero lo que más nos preocupa es que de acuerdo a informaciones difundidas en distintos medios de comunicación, en Cusco se habrían agotado las pruebas rápidas y moleculares.
Consideremos el crecimiento del índice de letalidad en los últimos días y la carencia de pruebas para detectar el Covid-19, a lo que debemos añadir que la población en general ha manifestado que de estar contagiados prefieren quedarse en sus hogares antes de ir a los establecimientos de salud debido a que ahí se “mueren peor”.
Ante todas estas evidencias, no nos parece arriesgado decir que estamos viviendo un falso triunfalismo y que no podemos intentar tapar el sol con un dedo para impulsar de manera prácticamente desesperada y apresurada la reactivación de la actividad turística en nuestra ciudad y en nuestra región, cuando el virus aún está lejos de ser derrotado o controlado.
El día que Cusco no presente fallecidos por esta enfermedad y cuando nos muestren que de cada 100 pruebas realizadas hay menos de 10 positivos, ese día recién deberíamos pensar en reactivar el turismo, todo lo que se haga antes de lograr esto, será simplemente temerario.