El país se encuentra en una situación de desconcierto, alarma, pánico y hasta abandono, pues por un lado el Colegio Médico anuncia que es inminente una segunda ola del Covid.19 en el Perú, pero las cifras reportadas a diario nos muestran un incremento pero no una segunda ola, pues nuestras cifras de contagios y decesos se mantienen estables en las últimas semanas, esto quiere decir que el descenso se ha detenido y que los repuntes que se vienen dando en algunos indicadores aún no representan una segunda ola.
Mientras tanto el gobierno amenaza con el retorno de cuarentenas focalizadas y el cierre de las playas por todo el verano, tampoco se descarta que se regrese a la fase tres de la reactivación económica y que la reducción temporal del aforo de centros comerciales y restaurantes del 60% al 40% sea permanente, al menos durante todo el verano.
Sin embargo y en medio de este escenario, el Ministerio de Cultura ha autorizado que los conciertos musicales puedan volver a realizarse con el 60% de su aforo en locales abiertos y con el 40% en espacios cerrados, eso sí y como lo indican en la Resolución Ministerial sin la venta de bebidas alcohólicas, tal como se había ido anunciando hace algunas semanas. Esta norma podría ser coherente pero lamentablemente sabemos de la nula capacidad del Estado para poder controlar los aforos y sobre la prohibición de la venta de bebidas alcohólicas, eso realmente por todo lo que estamos viviendo será letra muerta.
Pero al margen de los protocolos, aforos y controles lo que nos queda claro es que mientras por un lado el gobierno reduce aforos en centros comerciales y prohíbe el ingreso en playas públicas por el otro permite el retorno de los conciertos en espacios cerrados y públicos, como si en estos las personas estarán inmóviles, sin hablar y parafraseando a la Mazzetti “sin respirar”.
Si vamos a cerrar, cerremos o viceversa. No al doble discurso.