Ayer juramentó el nuevo gabinete ministerial, esperemos el último de este quinquenio y el único de Francisco Sagasti, eso es lo primero que esperamos.
Sin embargo, en medio de las buenas expectativas y buenos deseos de que a este gabinete le vaya bien debido a que es ampliamente superior a los gabinetes de Martín Vizcarra o de Manuel Merino, aunque como se dice en el argot popular “a los gallos se les ve en la cancha”, es prudente esperar las primeras acciones de los flamantes ministros.
Pero no podemos quedarnos callados ni hacernos de la vista gorda con la presencia una vez más de Alejandro Neyra quien fuera ministro de Cultura en los gobiernos de Pedro Pablo Kucksinsky, Martín Vizcarra y ahora de Franciso Sagasti, y no tendríamos mucho que decir si el desempeño de Neyra hubiera sido resaltante.
Lamentablemente Neyra representa el continuismo del olvido del gobierno con este sector, tan importante para nosotros los cusqueños, pues si se dice que el Cusco vive del turismo, pues el turismo vive del patrimonio cultural. Dentro de su gestión, el aún director regional de Cultura manifestó que la sentencia de demolición del Sheraton es inejecutable, yendo en contra no solo de un mandato judicial, sino del clamor de la población cusqueña que defiende su patrimonio.
A pesar del clamor de los trabajadores de la DDC, Neyra ha hecho oídos sordos de sus reclamos y pedidos a pesar de haberse reunido con ellos cuando estuvo en Cusco, así como que no actúo con la fuerza que debió hacerlo con las personas involucradas en el ahora emblemático caso de Richard Swing.
Debemos ser claros, desearle éxitos a este gobierno, pero no podemos dejar de decir que al menos en el Ministerio de Cultura, el reciente presidente de la República ha cometido un grave error, y parece que Neyra será ministro hasta julio de 2021.