Parece que no hemos aprendido de todo lo mal que nos fue durante el 2020 y que la única medida posible para vencer el Covid-19 está en ampliar los toques de queda y restringir la salida de las personas y reducir los aforos de centros comerciales, gimnasios y restaurantes hasta hacerlos simplemente inviables.
El día de ayer, el presidente Francisco Sagasti en medio de una enredada, confusa y hasta bizarra conferencia de prensa anunció las medidas restrictivas con las que intentará hacerle frente a la segunda ola del Covid-19, la cual está llevando al límite por ahora el número de camas UCI en todo el país.
Sin embargo, en su conferencia de prensa no dijo nada en relación a cómo piensa ampliar el número de camas UCI, ya que es incomprensible que tras casi un año de pandemia tengamos la misma cantidad de camas disponibles que en los peores momentos de la enfermedad sucedidos entre julio a agosto del año pasado. Si tuviéramos al menos la mitad de las 5,000 camas que ofreció el ahora candidato al congreso Martín Vizcarra, estaríamos en condiciones de hacer frente a la segunda ola con mejor capacidad de respuesta.
Mientras tanto ningún peruano ha sido vacunado, solo tenemos según el gobierno, aseguradas un millón de dosis que deberían llegar a fines de este mes, esperemos, y después no tenemos nada más asegurado, excepto negociaciones y más negociaciones.
Finalmente con estas nuevas medidas la posibilidad de que el turismo se reactive es cada vez más difícil, pues el nuevo horario del toque de queda restringirá mucho más la posibilidad de que esta actividad pueda reflotar en nuestra región y si las cosas no mejoran y pasamos a las regiones en situación extrema, ahí sí significaría en la práctica que las esperanzas de que el turismo pueda renacer en Cusco se sepultarían y nos dejarían nuevamente en una crisis quizá mucho peor que en el 2020.