Rafael López Aliaga es una figura –aparentemente– nueva en nuestra política y es que con anterioridad a éste proceso electoral, sin ser cabeza de alguna lista y menos candidato presidencial, ha estado ya vinculado a otros grupos políticos sin mayor trascendencia. Harto conocido es el éxito que ha logrado a nivel empresarial y la fortuna que ha generado producto de éste. Sin embargo, la vinculación que tiene con una candidata en bastante conocida, hace dudar de cualquiera de sus propuestas, sumadas a la calificación que ha hecho respecto de algunas congresistas que han pasado por el hemiciclo afirmando que serían “las mejores”. Aquella situación podría quedar en la anécdota, pero en política, en la que la coincidencia no existe, resalta la aparente simpatía que guarda por las ideas y actores políticos naranjas y ex naranjas, que si bien es cierto desde lo político y estratégico no tendría nada de malo, si demuestra que puede ser más de lo mismo. Pero vamos, no nos quedemos es saber “amigo de quien es” y vayamos a analizar las propuestas que trae consigo y ver lo descabellado que puede llegar a ser o incluso lo contradictorio de su posición. Ha dicho que el defiende la vida y que “(…) si una niña es violada, te pongo a vivir en un hotel 5 estrellas y luego decide si te quedas con tu bebe o lo das en adopción”. Es esa la solución al problema ¿dónde quedan los derechos de aquella niña violada? ¿es la solución el ponerla a vivir cómodamente con el objetivo de llevar en su vientre un hijo(a) y al final decidir sobre él? Soluciones de un empresario que en una organización, en la que a diario se pone y se quita personas, cosas, dinero, acciones y demás, en la vida y el día a día no funcionan así nada más. Tanto así como la propuesta en la que dijo “voy a acabar con los monopolios”, cuando harto es sabido que su fortuna y éxito se debe en gran parte a que justamente se han monopolizado actividades dentro de una estructura económica constitucional que la prohíbe, permitiendo amasar fortunas y el desconocimiento de derechos laborales –tales como la estabilidad– a muchos peruanos. Reza el dicho “hay amores que duran para siempre aunque terminen”. López Aliaga puede hacer creer que nada lo vincula a Fujimori y compañía; puede hacer pensar que lo que produjo su fortuna, será eliminado; pero el “apego” a ello es más fuerte, aparentemente ha terminado, pero puede que dure para siempre.