Por : Adriana Morante Alvarado
Una semana más y un nuevo caso que visibilizar el riesgo que corre una mujer en este país. Hace unos días una actriz limeña interpretó el papel más real de su carrera, curiosamente ni ella se imaginaba que haría tal rol, sin embargo, una pequeña negligencia y una cámara de celular desnudó ante todo el país una escena que sabemos que si no se hubiese grabado, muchos escépticos seguirían negando el peligro inminente que una mujer corre con sólo salir de la puerta de su casa.
Contextualizado el párrafo anterior. La actriz Dana fue a una prueba de vestuario en un edificio residencial, al ingresar el portero indicó erróneamente el número de departamento, ella subió y solo encontró un estropajo de hombre claramente borracho. Al materializarse el más grande temor de una mujer (ser forzada o retenida) intentó escapar, lamentablemente sin mucho éxito, ya que este individuo la mantuvo en contra de su voluntad en el departamento, para quien a estas alturas quiera culpar a la víctima lo repetiré, la mantuvo en contra de su voluntad.
Al literalmente no tener escapatoria, los gritos de desesperación fueron más fuertes, los vecinos empezaron a alertar a los policías y así pudimos ver que lo que la víctima y vecinas no pudieron lograr en horas, un hombre caballeroso aparece y lo resuelve (nótese la ironía).
Que prueba más quieren de qué vivimos en un patriarcado, la típica escena de que si andas con tu grupo de amigas así sean diez si las quiere acosar un grupo de dos tipitos en la calle, ellos lo harán y lograrán su cometido de intimidarlas. Pero en una situación diferente, una pareja heterosexual caminando puede pasar por una calle llena de tipos y ninguno dirá ni una palabra a la dama.
Y todo ¿porqué? Porque un hombre la acompaña, mientras escribo esto no dejo de pensar en cada vez que tuve que pedir a mi papá que me acompañe al paradero, porque sabemos que si no vuelvo un día es porque andaba sola, o porque era de noche, o porque tenía falda o porque simplemente a alguien le dio la gana de violarme y dejarme tirada en algún descampado.
Entiendan que lo que sucedió con esa actriz fue la punta del iceberg del día a día de la mujer peruana, y aún así ¿podemos hablar de que no existe desigualdad de género?