José Saramago, Premio Nobel de Literatura, refiriéndose a un hijo decía que “hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos (…)”. Recuerdo claramente la noche de aquel catorce de enero del dos mil dieciséis cuando te pusieron en mis manos por primera vez y previo conteo de dedos, darme cuenta del bello ser que había nacido. Dios me había dado una hija hermosa, preciosa, me había dado el amor más bonito que tengo. Siempre lo he dicho, ser padre es una de las cosas más complejas, pero a la vez más enriquecedoras que le puede tocar vivir a uno; y solo lo sabe aquél que tiene o ha tenido un hijo. Te coloca en un lugar expectante, uno en el que pretendes cambiar los errores y defectos que formaron parte de tu vida y convertirte, quizás, en el ejemplo perfecto para alguien que empieza a vivir. Feliz coincidencia que éste jueves catorce de enero del dos mil veinte, cuando se cumplen cinco años del día más importante en mi vida, de aquél en el que tú me diste la labor más importante –ser tu papá–te dedique ésta columna. En el camino que vamos recorriendo juntos hemos experimentado alegría, tristeza, emoción, dolor, ilusión, frustración; y digo hemos porque siempre trato de estar a tu lado, de guiarte, aconsejarte y sobre todo cuidarte. Feliz coincidencia para que en un día jueves en que escribo mi columna semanal, sea este espacio el que haya elegido para ofrecerle un homenaje a la niña –y en el futuro mujer– que cambió mi vida para siempre, para decirle cuánto la amo, cuánto siempre la amaré. Y para darme cuenta también de que el tiempo no transcurre en vano, que el tiempo es cruel y tirano y cada día eres un poquito más independiente, que un día ya no necesitarás más de mí, que un día te valdrás por ti misma y que habiendo sido ejemplo, espero poder haber satisfecho el trabajo encomendado. Mientras tanto, toca gozar de cada instante a tu lado, de cada vivencia, de cada experiencia nueva, toca seguir siendo tu “súpere” mientras todavía me pertenezcas, luego serás de la vida y de tu destino. He sentido tanta emoción en ti contando los días para que llegue éste, que haremos que sea muy especial y guardaré ésta edición con mucha ilusión, esperando puedas leerla algún día. Estimado lector, pido disculpas por haber robado este espacio semanal para algo tan personal, pero era muy importante para mí decirle todo esto al amor más bonito que hoy tengo. Feliz Cumpleaños mi Luisana.