Luego de la llegada de la ministra de Turismo y Comercio Exterior Claudia Cornejo y tras las reuniones sostenidas con el gobernador regional Jean Paul Benavente y el presidente de la Cámara de Comercio Edy Cuellar, quedó claro que la intención de las autoridades cusqueñas y representantes de sus gremios es que Cusco no entre en una cuarentena focalizada tal como viene sucediendo en 12 regiones del país, entre ellas Puno.
Es más, el gobernador regional indicó a la ministra que Cusco sea considera una región de bajo riesgo de contagio, para que de esta manera la actividad turística que se encuentra paralizada se reactive nuevamente.
Está claro que las autoridades cusqueñas ya tomaron partido y están demostrando que la reactivación económica y turística son la prioridad, sin embargo, desde la otra orilla médicos como el ahora candidato al Congreso, Pablo Grajeda alertan a diario sobre el incremento de los casos de Covid-19 en nuestra región.
Por otra parte mientras la Geresa reporta en promedio 10 decesos diarios a causa de esta enfermedad, los reportes emitidos desde el Ministerio de Salud nos indican que en Cusco las muertes por Covid-19 oscilan entre 3 a 5. Esto nos indica que existen fuertes contradicciones entre las cifras que se emiten desde los reportes de entidades del Estado.
Finalmente el portal Open Covid, conformado por un grupo de expertos que se dedica de manera voluntaria a generar reportes e indicadores sobre esta enfermedad, redujo el grado de alerta de Cusco, pasando nuestra región en su último reporte de rojo a rojo-ámbar, es decir pasando de grave a regular, lo que representa una buena noticia, pero cuidado, en este reporte Puno está en ámbar y acaba de entrar en cuarentena.
Pero al margen de todo, habría que preguntarnos si la posición de Benavente y Cuéllar representa el sentir de toda la población cusqueña. Empecemos preguntando por casa.