Toda la conmoción que se ha vivido en nuestro país la semana anterior por las personas que se han inoculado la vacuna de Sinopharm de manera indebida, no debe quedar en el solo hecho práctico de la inmunización frente a la acción del COVID – 19 por tener alguna situación de privilegio.
De acuerdo con la relación de las 487 personas que accedieron de manera inadecuada a la vacuna, existe un grupo numeroso que esta entre los 20 hasta los 33 años, algunas de estas personas están asociadas supuestamente a la investigación, es decir estaban ligadas a la investigación de la prueba. Pero otros no tenían ninguna relación con la investigación, ni con la universidad. Éstos son jóvenes que no se les generó ningún remordimiento ser los primeros en inmunizarse, pese a no encontrase dentro de la población en riesgo.
Es necesario analizar la reacción que tuvieron estos jóvenes, cuando sus padres les anunciaron que se iban a vacunar: ¿Cuál es el primer pensamiento que se generó en sus mentes? ¿Existió algún juicio de valor a cerca de las consecuencias de aceptar la vacuna? ¿Alguno de ellos en algún como una primera reacción se habrá negado a vacunarse?, son cuestiones que nos deben llevar a reflexionar.
Entonces el aprovechamiento de una condición de poder no necesariamente está ligada a esta ligada a la edad, a la ideología, al género. El hecho de estar en una situación de ventaja para algunas personas es la oportunidad perfecta para convertirse en un ser inimputable, en un privilegiado.
Obviamente la reacción ciudadana frente a estos actos ha sido de bastante repudio, cuestión que ha minado mucho más la desconfianza; en este caso ya no solo de los políticos, sino de los funcionarios públicos, de los servidores públicos. Cuestionamiento que también se está reflejando en el interés de la ciudadanía en el próximo proceso electoral, en donde los candidatos a la presidencia apenas logran superar el 10% de aceptación.