En medio de la grave crisis sanitaria y económica que vive el país, se suma la crisis que atraviesa el sector agrícola de la sierra peruana, debido no solo a las malas decisiones del gobierno en medio de la pandemia, sino a una prolongada sequía, una de las más fuertes del presente siglo, que viene diezmando los cultivos que deben proporcionarnos la seguridad alimentaria que requerimos como sociedad y que a pesar de los pedidos de ayuda por parte de los agricultores, hasta el momento no hay respuesta por parte del gobierno.
Mientras el Gobierno Regional de Cusco alejado siempre de las necesidades del pueblo viene impulsando la redención turística y la redención económica, la primera de ellas mediante la apertura de los atractivos turísticos de la región y la segunda mediante un rimbombante anuncio de una inversión superior a los cinco mil millones de soles en obras de infraestructura a todo nivel, pero con el agro, para nuestros hermanos del campo ni una sola palabra, para ellos no hay redención ni reactivación económica que valga, ellos no están en la agenda.
Mientras las inclemencias del clima continúan con la ausencia de lluvias y presencia de heladas, los agricultores desde hace meses vienen solicitando que el Estado les preste atención, sin embargo, más allá de anuncios populistas y normas sin efecto claro, el agro sigue abandonado.
En nuestra región, no conocemos de ninguna acción concreta que venga realizando la Dirección de Agricultura y tampoco hemos escuchado ningún anuncio del gobernador regional Jean Paul Benavente, y es que detrás de los agricultores no hay millones de inversiones, no hay grandes capitales ni intereses empresariales, lo que hay son miles de familias cuya supervivencia depende de sus cultivos y de las pequeñas ventas que estos puedan generarles. Nuestro agro, nuestro campo está en crisis y no hay quien actúe de inmediato.