Perú atraviesa el peor momento de la pandemia desde marzo de 2020. Aunque muchos pensamos que hace algunas semanas la segunda ola de contagios empezaría a bajar lamentablemente los números nuevamente se mostraron al alza, al punto, que según el Financial Times, Perú es nuevamente el país con mayor cantidad de muertes por cada cien mil habitantes a nivel mundial, algo que perturba demasiado.
El incremento de casos se da en medio de la llegada de vacunas a cuenta gotas, ya que 200 vacunas semanales de Pfizer son irrisorias pues en un mes no tendremos ni un millón cuando requerimos varios millones mensuales y de las 38 millones de vacunas de Sinopharm ya nadie dice nada.
En esta incertidumbre el gobierno anuncia el retorno gradual a las clases presenciales cuando ningún docente ha sido vacunado a nivel nacional y se calcula de manera “optimista” que los adultos mayores terminen de ser vacunados a fines de abril, ¿y el resto?
Por otra parte, este domingo más de 20 millones de peruanos estamos obligados a ir votar en un proceso que pondrá en alto riesgo a los miembros de mesa que salieron sorteados y a los que inicialmente se les ofreció vacunar antes del proceso electoral, algo que nunca ocurrió.
Finalmente, Francisco Sagasti desafiante afirma que se le recordará por haber hecho un gobierno sin corrupción como si la vacunación de sus ministras Pilar Mazzetti y Elizabeth Astete hubiese ocurrido en un universo paralelo, como si nunca hubiera sido capaz de detener ese absurdo plan de vacunación que ahora admite fracaso y como si el vice ministro de Salud Percy MInaya no hubiese renunciado por las vacunas VIP a los colegios profesionales.
Pareciera que la única salvación es quedarnos en casa para evitar el contagio del Covid-19, pero mientras tanto quién nos da de comer, quién nos mantiene.