El control político y la fiscalización que ejercen los regidores, los consejeros regionales y los congresistas; siempre va a ser una labor incómoda para los alcaldes, para los presidentes regionales o para el presidente de la República.
Por lo tanto, las personas que postulan a estos cargos deben estar conscientes que, si salen elegidas, no va a ser una tarea fácil de cumplir, puesto que van a representar a la ciudadanía para poder vigilar si los funcionarios están cumpliendo a cabalidad sus funciones, si se está invirtiendo con eficacia y eficiencia el presupuesto de cada municipalidad, gobierno regional o del gobierno nacional.
Entonces, en el ejercicio de sus funciones probablemente estén expuestos a todo tipo de presiones. Por ejemplo; condicionar la ejecución de determinado proyecto en la jurisdicción a la que representa, a cambio de “alinearse” con gestión y no ejercer su función de fiscalización.
En nuestra memoria esta aún presente la acción inescrupulosa de expresidente regional de Ancash, que llegó al extremo actuar de manera criminal, ordenando el asesinato de un consejero regional que en el ejercicio de sus funciones estaba cuestionando y denunciando los hechos de corrupción que se estaban ejecutando.
Por lo tanto, escuchar a algunos congresistas declarar que han sufrido presiones por parte de su bancada para vacar al Martin Vizcarra; muestra que no tienen la entereza ni fortaleza necesaria para poder ejercer a cabalidad la función de fiscalización y control político. En el momento en que aceptaron tales presiones; renunciaron a representar a la ciudadanía, a sus electores.
Es necesario entonces que la ciudadanía también pueda controlar el trabajo que están realizando sus representantes, manteniéndose informados de los temas que están en debate. De tal manera que siempre estén conscientes de que se deben a la ciudadanía que los eligió; y si estuviese expuesto a presiones subalternas deban informar a la ciudadanía de manera oportuna, solo así conservarán la legitimidad.