Por: Hayson Challco
Lamentablemente no existe una receta mágica para ganar una elección, porque cada proceso electoral es diferente. Sin embargo, existen procedimientos que con los años se han ido estandarizando. Algo sencillo como : Investigación, Análisis, Acción.
La primera etapa es la más importante: la investigación; en ella se pueden obtener datos interesantes que nos dan luces sobre los caminos por los cuales se deberá andar. Una encuesta no caería mal para medir los sentimientos del electorado. El focus group, nos arrojará interesantes datos cualitativos. A esto agregaría otros trabajos como la recolección de datos poblacionales. En todos los casos, una de las desventajas es que requieren recursos económicos y la expertiz correspondiente.
En la segunda etapa, se hace la interpretación de los resultados obtenidos en la etapa previa, esto nos permite observar y proponer los lineamientos de la estrategia. Sostengo la idea de que en la región Cusco prima una campaña tradicional (con la pandemia, las redes recobraron valor, pero no determinarán una campaña exitosa). Las paredes se llenan poco a poco de pintas, gigantografías, y todo el material impreso es regado entre el elector, aspectos nada del otro mundo, sin embargo el “cómo se dicen los mensajes y a través de qué medios” requieren una labor minuciosa y detallada del equipo de estrategas.
Ahora, en el contexto de la pandemia, los candidatos se confían en que bastará publicar una foto en las redes sociales para ganar electores. Parcialmente pueden estar en lo cierto, pero no será suficiente para levantarse en victoria. Los equipos en terreno tienen que accionar, es así que la tercera etapa se vuelve fundamental. La acción, la acción de ganar votos, de ir al campo donde se trasluce y se materializa la estrategia de campaña. Para ello, una buena estructura partidaria es fundamental, porque le dará el soporte y vida a la campaña. Por otro lado, no olvidar un correcto y ordenado manejo de medios.
Insisto una vez más, una campaña tradicional primará en esta elección presidencial del bicentenario, muy rara y fría. En otras palabras a más pintas, más opciones de ganar.