Quienes en algún momento fuimos víctima de algún tipo de ataque por parte de una persona que ha perdido la razón, sabemos la confusión que se vive, pues es lamentable tener que pasar por un momento de desconcierto así, y más porque ni el propio agresor es responsable de lo que te ha ocurrido, sin embargo, no deja de ser un peligro latente para todos. En nuestro medio estamos familiarizados con la presencia de estas personas llamadas “locos o locas” que muy pocas veces te atacan verbalmente, siendo más frecuente sufrir agresiones físicas de su parte, incluso afecta las cosas que hacen o los actos que materializan, era el caso frecuente de un joven discapacitado que no superaba los 35 años de edad y se masturbaba a plena luz del día a vista y paciencia de los transeúntes de Avenida El Sol o la señorita que recorría la Avenida Huayruropata desnuda y en ocasiones solo cubierta por un abrigo, y como estos tenemos muchos otros casos más, y el último que nos remeció a todos fue la agresión sufrida por la pequeña Romina en la Ciudad de Lima quien fue brutalmente agredida con un ladrillo (quien a la fecha y por ventura ya fue dada de alta por su recuperación favorable), ante un hecho así lo primero que solemos hacer es buscar culpables o responsables y uno no los encuentra, pues la persona en estado de indigencia y que perdió la razón (como el caso del agresor), por más que haya sido detenida, no es responsable de sus actos y por ende es inimputable. Teniendo este cuestionamiento, valga decir sobre la responsabilidad, a todos se nos ha pasado por la mente la “Sociedad de Beneficencia Pública”, quien bajo estas circunstancias es la más llamada para acudir a estas personas, pues no olvidemos que la finalidad de estas Sociedades de Beneficencia es la de prestar “servicios básicos y protección a todas las personas en estado vulnerable, servicios que no solo están dirigidos a los niños, adolescentes, mujeres, adultos mayores y personas con discapacidad”, sino también a todas aquellas que se encuentren en una situación de riesgo o peligro que a su vez ponen en la misma situación de riesgo y peligro a la población en general; tenemos un problema más por resolver y lamentablemente siempre tiene que ocurrir un hecho que lamentar para tratar de solucionarlos.