En la añorada “normalidad” en la que vivíamos, la llegada del año nuevo se sentía y notaba en el ambiente; implicaba muchas veces una nueva oportunidad, de volver a hacer bien lo que se hizo mal, de perdonar, de plantearse nuevas metas, de terminar lo inconcluso; o quizás más trivial como empezar la dieta o terminar de una vez por todas esa tesis. Debe ser el ambiente vivido el año anterior, la enfermedad que tanto nos aflige y preocupa, el encierro que sufrimos, la pandemia que aún no termina o la preocupación por lo que vendrá lo que hace que este “Año Nuevo” no se haya sentido como tal. Normalmente estaríamos ante el tradicional “borrón y cuenta nueva”, pero me pregunto ¿es tiempo de borrar lo vivido y empezar de nuevo? o acaso es tiempo de aprender de lo que se ha pasado y proyectarnos al futuro. El año 2020 será recordado como un hito en la historia, uno que significó que un virus hiciera posible que la humanidad absoluta viese amenazada la vida, que los obligara a utilizar una mascarilla para protegerse y ver en la calle a las personas protegidas –como en película de terror– muchas veces sin quizás reconocerlas. Eso no se vive a diario, es obvio que no; y si de ello no hemos aprendido algo, pues como muchos han dicho, publicado y comentado en el fin de ese año, nos merecemos todo lo que estamos viviendo. Es mi primera columna del año y existiendo temas en lo laboral y lo político para comentar –¡¿cómo es posible que un gobierno de transición haya podido comprar las vacunas y no el gobierno anterior?! ¿qué hacer con tanto trabajador CAS que no ha sido renovado en su relación laboral, cuando el régimen ya se ha derogado?– decidí ser reflexivo en ésta primera edición, para “empezar con el pie derecho” el año y mantenernos así el resto de éste y hacia el futuro. Entonces, reflexionando: si es que no hemos entendido que la mascarilla sirve y debes utilizarla bien, que el cuidarnos depende ya de cada uno, que nuestro sistema de salud aún es precario y no soporta una pandemia, que las autoridades las elegimos nosotros y somos también parte del problema al elegir mal, que los fuegos artificiales le hacen daño a otros seres vivos; que debemos ser EMPÁTICOS en todo sentido para tener un futuro, entonces, si no lo hemos entendido, quizás sea cierto, nos merecemos todo lo vivido; si no es así, si no hacemos borrón y cuenta nueva y por el contrario una mea culpa y dejar como recordatorio tatuado lo incorrecto, algún futuro medianamente prometedor nos espera.