Ya llevamos 206 días soportando esta espantosa pandemia denominada Covid-19, la misma, que por ese mismo lapso, nos tiene aislados de nuestros familiares y amistades privándonos de muchas actividades, que en tiempos normales, las realizábamos sin restricciones.
Todas estas limitaciones y encierros, ha ocasionado en algunas personas, miedo, temor, cambio de carácter y hasta muchas veces depresión, a esto se suma, la avalancha de informaciones que circulan a través de las redes sociales, comentarios y hablillas que corren a diestra y siniestra, referente a medicinas que supuestamente curan el letal virus; y por otro lado los científicos, infectólogos y la Organización Mundial de Salud, desmintiendo estas aseveraciones y desautorizando su consumo. Todas estas conjeturas han causado incertidumbre en la población y la gente ya no sabe a quién creer. Muchos, cientos o hasta miles diría, de personas, por el miedo a contraer la enfermedad, han optado por buscar alternativas en las mentadas medicinas “milagrosas” y automedicarse estos productos como la hidroxicloroquina, Dióxido de Calcio (DCS), y muchos otras más, que según muchos testimonios, son efectivas para curar la Covid-19, muy a pesar, que reiterativamente la OMS las han prohibido, por los efectos y consecuencias que podrían causar estas drogas en la salud de las personas.
En efecto, se habló mucho de la hidroxicloroquina, sin embargo, se comprobó que el uso indebido de este remedio, puede causar graves efectos secundarios, problemas de salud e incluso la muerte¸ otro de los productos polémicos es el dióxido de cloro (DCS), la medicina “milagrosa”, publicitada por muchos profesionales y algunas autoridades políticas de nuestro país, generando el uso y consumo del medicamento. En Bolivia, el Parlamento Legislativo aprobó una ley que autoriza la elaboración, comercialización y uso del medicamento, empero, felizmente, el Poder Ejecutivo aún no la ha promulgado. Lo que se sabe hasta hoy sobre este medicamento, es que ninguna institución sanitaria lo reconoce, porque es un producto químico tóxico que causa náuseas, vómitos y otros efectos como la insuficiencia renal y no hay evidencias que este producto ayude contra la Covid-19, igual sucede con el Lopinavir, Ritonavir y la Ivermectina.
Recordemos que la automedicación es una costumbre generalizada en nuestra sociedad, que según los especialistas, puede ser conveniente si se utiliza para tratar síntomas menores como el dolor, la fiebre, resfrío, insomnio. Sin embargo, es recomendables no automedicarse, y menos en momentos de pandemia, donde se ha divulgado equivocadamente productos no autorizados. Más vale prevenir y evitar posibles problemas que pueden afectar su salud. En el Perú, todo es posible.