Por: Roberto Ramírez Manchego
Si la Paisana Jacinta reproduce estereotipos racistas ¿Por qué tiene un enorme arraigo? Aquí es donde sociólogos, antropólogos, bienintencionados y académicos entran en trompo. Porque es muy sencillo definir quién es el público de la Paisana Jacinta. ¿Quiénes consumen a la Paisana Jacinta? Se puede hacer por la contraria: no son los europeos; no son los norteamericanos. No son “gente blanca” que mira con exotismo a los cholos, no son pitucos recalcitrantes que ríen de los cholos. Existe ese público, claro está, pero no es el público mayoritario. Porque hay una verdad: la paisana Jacinta es consumida por cholos, por migrantes, por andinos y por los descendientes de los andinos. Ese es su público y ese es su éxito. Si la Paisana Jacinta saliera a darse un baño de popularidad corre el riesgo de quedar asfixiada – por exceso de cariño – no por odio. ¿Si Aníbal Quijano estuviera vivo, el pueblo lo reconocería? ¿Por qué en los comerciales de Saga Falabella los modelos parecen salidos de los cantones suizos, si el peruano no es así? ¿Y por qué ese tema le interesa a unos pocos, mientras la mayoría de gente sigue comprando sin hacerse problemas?
Los académicos han llegado a una especie de consenso: La Paisana Jacinta tiene arraigo popular porque el peruano es mayoritariamente racista. Si nuestra sociedad es mayoritariamente racista, entonces es moneda corriente practicar el racismo, entre nosotros mismos. La Paisana Jacinta –dicen- es el espejo donde no nos queremos ver reflejados. La Paisana Jacinta es lo que no queremos ser, pero sí queremos que sea el otro para sentirnos así superiores y satisfacer nuestros instintos de discriminación. En resumen: yo no quiero ser la paisana Jacinta, pero sí quiero que lo seas tú para desfogar mi racismo. Si se sigue estrictamente ese argumento se llega también a un paradigma de racismo. ¿Es criticable que los peruanos (cholos, serranos, migrantes) no quieran ser la Paisana Jacinta?. ¿Acaso tendrían que identificarse si no lo quieren? La Paisana Jacinta reproduce estereotipos: suciedad, ignorancia, desconfianza, poco tacto social, violencia. Ningún serrano o descendiente de migrantes podría identificase con esos estereotipos, si no lo quiere. No porque no existan descendientes de migrantes así, sino porque esas características no le corresponden a ellos necesariamente. Son modos de ser de cualquier ser humano. Gringo, cholo, negro, judío, alemán, etc. No son características privativas de un grupo ni de una etnia en especial. Creer que esas características le corresponden, necesariamente, a un grupo especial es caer en el estereotipo.