El año 2020 fue muy especial por la coyuntura que vivimos por la presencia del Covid-19 que obligó a la paralización de muchas actividades públicas y privadas, entre ellas la inversión pública, fueron muchas semanas en las que toda obra tanto en los gobiernos regionales como locales tuvo que ser paralizada, generando un grave perjuicio a los trabajadores que vieron irse de sus manos los puestos de trabajo que tanto requerían.
Por ese motivo durante el 2020 no publicamos cifras de ejecución presupuestal para los gobiernos subnacionales de nuestra región, primero porque era obvio que los niveles de inversión iban a ser mucho menores a los de los años pasados y en segundo lugar porque la prioridades en temas de proveer de los servicios básicos a la población fueron la primera prioridad, debiendo ejecutar actividades como la entrega de las canastas conteniendo víveres y productos básicos para las poblaciones de menores recursos económicos,
Vimos durante el año que se fue como a partir del mes de julio, los gobierno locales empezaban a retomar las obras que tuvieron que paralizar de manera intempestiva a mediados de marzo, algunas de estas inversiones no han podido reactivarse y cuando se empezaba a poner a andar la máquina, agosto significó el peor mes de la pandemia en Cusco por lo que muchos gobiernos locales tuvieron que volver a paralizar las obras, mientras que el aparato administrativo de igual manera funcionaba al mínimo de sus capacidades.
Ante esta situación cualquier evaluación del gasto público no es ético ni objetivo, tampoco refleja la capacidad real de los gobiernos locales ni del gobierno regional.
Pero este escenario, al menos hasta este enero de 2021, está cambiando y los gobiernos locales tienen la dura tarea de intentar recuperar el tiempo perdido durante el año que se fue, así que señores alcaldes y gobernador regional, no busquen más excusas y pónganse a trabajar.