Solo en este último mes hemos conocido al menos más de 4 violaciones grupales, de acuerdo a lo difundido en medios masivos de comunicación en Lima, Ica, Ayacucho y Cusco, esta cifra puede corresponder a un sub registro, probablemente hay muchos casos que no se han denunciado; sin embargo, las agresiones sexuales múltiples merecen nuestra atención y una reflexión sobre este flagelo social cada vez más alarmante.
Como si la violencia sufrida y todas las consecuencias que tiene en la vida de las mujeres no fuera suficiente, muchos de estos casos están acompañados de impunidad en las instancias judiciales, y terminan sometidos al morbo y juzgamiento social, exponiendo a las víctimas y hasta culpándolas. En el caso de Ayacucho, los tres agresores quedaron libres. Lo mismo sucedió con el caso de Cusco, Efraín los agresores están no habidos, quizás sin la atención mediática que tuvo el caso de Surco la situación habría sido la misma.
El abogado de uno de los 5 acusados del caso Surco, en una deplorable declaración pide a los órganos judiciales tomen en cuenta que “a la señorita le gustaba la vida social”, como argumento para defender una acción que por donde se mire es un delito gravísimo. La respuesta de rechazo fue inmediata, con el HT: Me gusta la vida social, se hizo una tendencia, para que Paul Muñoz escuche fuerte y claro, que nuestro derecho a la socialización no da lugar a ninguna agresión sexual.
Pero al mismo tiempo, las redes sociales nos mostraron el rostro de una sociedad altamente machista, donde prima una cultura de violación que tolera y justifica la agresión sexual, con actitudes naturalizadas que refuerzan estereotipos de género y prejuicios sobre la sexualidad, por ello, poner nombre a la cultura de la violación es el primer paso para desterrarla.
Estamos cansadas de que culpen a mujeres y niñas para justificar las agresiones sexuales, necesitamos profesionales en todas las áreas que entiendan el Enfoque de Género, y una sociedad que se atreva a cuestionar los patrones patriarcales que aun imperan y no nos permiten caminar hacia una sociedad más justa y equitativa.
Finalmente, es urgente restablecer la atención de los Centros de Emergencia Mujer ubicados en las comisarías. Ya son ocho meses de emergencia sanitaria y las mujeres no pueden seguir sin contar con este servicio esencial.